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Serrat y mi hermano Rubén

Serrat y mi hermano Rubén

Recuerdo hace más de una década ir caminando por una zona barrial de Guadalajara y de pronto, se me eriza la piel al escuchar que de una casa, con balcón, escaleras y macetas en la terraza, en plena mañana radiante, se escuchaba a gran volumen a Serrat. “Qué va ser de ti, lejos de casa, nena que va ser de ti”…

Me emocioné tanto que pensé que el mundo tiene aún esperanza, es decir, me regresó la fe en la humanidad, la sensación que cierto sector está blindado y resiste a la mercadotecnia, por lo menos alguien, por ahí, le trepa al volumen y oyen al clásico Serrat. Es cierto que en aquellos años no había reguetón, ni los corridos tumbados, estaban otras modas, igual de impuestas, que no vale la pena mencionar, solo la sensación de redimirse con sorpresas así, que sin querer, alguien en esa casa puso esa música, sin planearlo, me aderezó el camino, en plena ciudad y en plena mañana, en la colonia “La Experiencia”, desde algún reproductor de música, Joan Manuel Serrat, sonando como agua bendita.

Me dieron ganas de echar grito, de decir, ¡eh! ¡qué buena música! ¡somos de la misma onda! obvio que no me atreví, porque también sospecho que le hubiera quitado el encanto que da la discreción, en momentos como ese.

Yo pienso que Serrat fue una especie de Lennon del mundo hispano, yo no había nacido y era muy niño cuando el catalán, con toda la belleza de la juventud, influía en los bardos, en los cafetines, a mediados de los sesentas, en plena euforia del fenómeno Serrat, resistiendo Europa de las dictaduras, las represiones, de Franco y musicalmente, descendiente de la trova anarquista del siglo XX de Georges  Brassens, de la chanson, tal vez con influencia de Jacques Brel, muy auténtico y barroco, fresco y culto aquel joven, cuyos rizos caían por su frente, imagen de un moderno artista, rebelde, poeta, creativo, conquistó al mundo haciendo obras maestras como “De cartón piedra” canción que es como una película, apasionante, perfecta y llena de imágenes, es a mi parecer una de las narrativas mejor logradas en cápsula de canción, como lo podría ser “Pedro Navaja” sin embargo, esta tiene rasgos literarios, poéticos con esa gran pluma de Serrat y una obra cumbre, también me parece “Romance de Curro el Palmo”, y la canción que yo hubiera querido escribir, que es mi top de canción y que me parece insuperable, es “Mediterráneo”

Rubén, mi hermano  que en paz descanse y que nos trajo la trova a casa, allá en mi infancia, escuchaba a Víctor Manuel y Ana Belén, a Paco de Lucía a Silvio Rodríguez y Pablo Milanés a Soledad Bravo, sin embargo sus hijas se llaman Penelope y Algecira’ (nombre modificado y en singular derivado de Algeciras) ¿de dónde sacó Penelope? de la mitología vuelta canción por Serrat ¿y Algecira? de “Mediterráneo” “Que han vertido en ti cien pueblos de Algeciras a Estambul, para que pintes de azul, tus largas noches de invierno”

Mi hermano mayor, ese que nos trajo la trova a casa, murió víctima de covid en el año 2020 en pleno aislamiento. Mi infancia tiene en la memoria a Rubén y Edgar, a Pancho Quiroz, a Joel mi hermano también fallecido allá en el año del 85 un 23 de mayo día del estudiante, ellos y Serrat con sus canciones, en el cine Aida, cantando aquel poema de Antonio Machado “Cantares” “…pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo camino, camino sobre el andar” y “La Fiesta” que yo pensaba en aquellos años, que la versión de mis hermanos, aparte de la de Serrat con aquel Ricardo Miralles a bordo, era insuperable, con unas guitarras rasgadas a toda pasión rumbera y unas palmas ocasionales, mis hermanos, al menos así lo veía yo, pues eran mis súper héroes de carne y hueso, eran insuperables cantando “vamos bajando la cuenta, que arriba en mi calle se acabó la fiesta”

Sin Serrat no sé si hubieran existido Napoleón, Perales, Juan Carlos Calderón, Julio Iglesias e incluso el enorme, el gran Joaquin Sabina y los hijos de los hijos de los hijos de los hijos.

Rubén, mi héroe, el mayor de los hermanos, cuando yo era pequeño lo veía colosal, con su motocicleta gigantesca, al llegar al barrio.

Una vez me regaló una pistola espacial que hacía ruidos y lanzaba luces diversas, había llegado de La Paz Baja California y de allá me trajo ese regalo y después los demás regalos, su vida misma fue un regalo y entre ellos iba, desde luego: Joan Manuel Serrat.

Les dejo ahora este video de un concierto hecho desde casa, en aislamiento, en plena pandemia y en pleno duelo por mi hermano Rubén y otro que (aunque borroso y desde celular) es un buen documento de cuando niñq, mi hija Camila, cantó conmigo en Los Ángeles California “Como un gorrión” de Serrat.

Feliz domingo y gracias.

Rubén

Como un gorrión

Acerca del autor
Cantautor, es uno de los representantes más notables de la nueva trova mexicana. Como solista ha grabado Disímbolos, Acerca de soñar, Una cascarita en directo, Plural Espejo, Así, Hay un hombre que camina y Canto Nuevo para Niñ@s.
Cuenta con un libro de narraciones donde muestra, en tono autobiográfico, el paisaje de su natal Topolobampo, da conciertos y giras, realiza actividades educativas y musicales para la niñez, escribe música para teatro y se mantiene activo con diferentes enfoques y dedicando su vida al arte.