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Cuando se va la luz

Cuando se va la luz

No debo empezar con no, en ningún texto, me digo, porque quería empezar así: No he dado en estos días con ese rigor artístico, que anhelo, entre tantos días de ruido. Esto sería mentira porque he tenido unas lindas actuaciones musicales, de esas que solo es lo que es el arte de hacer música, de esas en que el público y yo vivimos un romance, de esas en las que, de verdad me siento muy honrado de ser escuchado y más aún, que hagan ese acto siempre inaudito de aplaudir y lanzar algunos gritos que demuestran que hubo una ola de emoción y que algo sanó o se redimió ese momento de tres, cuatro minutos de una canción. 

Entonces, tal vez deba iniciar así: No el silencio, no, no el solo silencio, es el silencio precedido por un auténtico momento universal, un fragmento pequeño de tiempo en el que se fue, fuimos, un gran oído.

Donde ya no hubo ruido, que sí tengo la razón sobre los demás, que sí me ganas en argumentos, si sabes o supiste calcular más que yo tus pasos y especulaste de mejor manera tus inversiones. 

Pero creo que mejor debo iniciar así, hablando a mi corazón a ver si toco alguno de ustedes: Perder ganando, ganar perdiendo, qué sé yo nada de nada, qué sé yo algo de algo, solo soy el que soy, ni pobre (en el sentido universal) si no lo contrario, ni rico en el sentido mundano y por ahora a salvo, con una guitarra, con unos pies que “con ellos anduve, ciudades y charcos, playas y desiertos, montañas y llanos”… 

No sobrevalorar, ni devaluar nada quizá, es lo que a veces se puede lograr haciendo arte. 

A veces olvido que hace muchos años, siendo lo imperfecto que soy, descuidé, como aún descuido, las cosas comunes, cotidianas y lo peor, descuidé lo primordial, la elegancia de ser amable con las personas y con la persona cercana, de ser un mal espejo, para luego, en un apagón cantar:

“Se fue la luz y es más clara cuando falta que cuando irradia, sé, también que reconoces aquella estrella, que después del beso aquel mojó tu piel”

He pensado que a veces uno es un Quijote, no tanto en el sentido soñador, (aunque también) más bien en el sentido de ganar perdiendo. Hace un mes tuve un concierto en CdMx que aquí compartiré (y ya está en mi canal de videos) y de los archivos de la cámara que capturo, dicho encuentro, el cual valía mucho la pena, por los artistas extraordinarios que hicieron dueto y cantaron conmigo esa noche, quien había capturado, no pudo capturar todos los audios y tampoco (inexplicablemente) me envió los cortes de las canciones completas. Eran pedaceras, ni siquiera empezaban desde el inicio, en fin, aquello parecía un fracaso más en ese sentido. 

Gerardo Lomelí de Guadalajara, ingeniero de audio y editor, desde su estudio y haciendo uso de otros videos que fueron capturados esa noche, logró unir el rompecabezas.   
Les dejo aquí además de mi canción “Se fue la luz” la liga de LISTA DE REPRODUCCIÓN” de parte de ese concierto que se pudo rescatar gracias a la siempre ayuda de los héroes (tanto los que mandaron videos con buena calidad, como Gerardo Lomelí) para que vean “Yahir Durán 50 años de vida, 30 de andar la canción”

Les dejo también la cancioncita “Se fue la luz” compuesta hace más de veinte años. 

Abrazo de domingo y que tengan una saludable semana. 

 

Se fue la luz (Youtube)

 

Se fue la luz (Spotify)

 

Yahir Durán 50 años de vida 30 de andar la canción

 

 

 

Foto de Zoran Kokanovic en Unsplash

Acerca del autor
Cantautor, es uno de los representantes más notables de la nueva trova mexicana. Como solista ha grabado Disímbolos, Acerca de soñar, Una cascarita en directo, Plural Espejo, Así, Hay un hombre que camina y Canto Nuevo para Niñ@s.
Cuenta con un libro de narraciones donde muestra, en tono autobiográfico, el paisaje de su natal Topolobampo, da conciertos y giras, realiza actividades educativas y musicales para la niñez, escribe música para teatro y se mantiene activo con diferentes enfoques y dedicando su vida al arte.