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Moderno

Moderno

En mi pasado cumpleaños, mis hijos y el novio de mi hija, me regalaron muchas cosas, mi corazón muy querido y un tanto apantallado, “chivado” como dicen en mi tierra y entre los regalos iba un libro rojo y famoso, que se llama Manifiesto Comunista de Marx y Engels.
Qué bueno, porque había leído mucho de eso, pero no había tenido en mis manos ese libro, tan quemante para algunos, tan aún lleno de tabúes y mal visto, sin embargo no advertí esa cuestión y traía mi libro de acá para allá, entre cuadernos y guitarras y no me daba cuenta porqué me veían raro a veces. Hasta una maestra me preguntó, -maestro, ¿le hago una pregunta? y yo, contesté, -desde luego, no imaginaba de qué iba la pregunta. -¿es usted comunista? -me gusta leer, le contesté, simplemente. Bueno, eso da pie a este inquieto texto que es más reflexión, que viene de mi cerebro, lleno de parloteos, por lo leído y por lo vivido y por lo que sea. Aquí va:
Hasta 1903 los Hermanos Wright habían inventado el avión, se sabe que hubo precursores, como Da Vinci que fue precursor de la aerodinámica, qué moderno era el mundo entonces, si vamos a la definición de moderno el diccionario de la Real Academia Española, afirma que la palabra moderno viene del vocablo latino modernus, que significa de hace poco, o reciente, y define el adjetivo moderno como “perteneciente o relativo al tiempo de quien habla o a una época reciente”, cada tiempo en curso es y fue moderno.
A mediados de 1875 ya habían soñado con un mundo sin propiedad privada, es tan antiguo el concepto que en aquellos años las novedades y los países, apenas se comunicaban por vía marítima. Imagino que los conocimientos venían en libros, en manuales que a su vez se diseñaban, se escribían, pasaban por el filtro editorial, se publicaban, se traducían. El mundo, los continentes se letraban y adquirían la plusvalía del conocimiento y la modernidad, la sofisticación que daba el saber, la inmensa mente del eurocentrismo, que conquistaba por mar, con letra y sangre.
Me asombra que allá Beethoven haciendo sinfonías, inventando la belleza bajo una cámara de sordera que no era sorda en su genio orquestal, librándose para siempre de la orfandad, introducía coros en sus sinfonías, tremendos timbales apantallantes. Así apantallaban las divinas comedias, con tanta imagen de una visionaria imaginación, que sin conocer el cine, porque no existía, era todo lo cinematográfico que solo un genio puede crear.
Mi bisabuela nació en 1900, quiere decir que tenía tres años cuando inventaron el aeroplano, 23 años cuando acribillaron a Pancho Villa. Años antes, nadie le decía marxista a nadie, solo hasta que se difundió su manifiesto, (perdón por estas obviedades, que al repasarlas más que obvias me parecen impresionantes, por eso las voy señalando) usaron ese término, que ya no era nuevo entrado el siglo veinte. Tanto así que habían llegado por mar aquellas traducciones de las tantas que hubo de esa euforia ideológica, por ejemplo, Topolobampo, mi puerto de origen, fue fundado por un norteamericano de origen inglés, con la idea de hacer del lugar, un puerto moderno y socialista, con conexión marítima en expansión hacia todo finisterra y con una vía de ferrocarril que ya desde 1837 conectaba la tierra, del mismo continente y las noticias de Europa solo llegaban por mar.
Visto en la escala del tiempo, el promedio de vida de las personas es diminuto, la historia apenas un vestigio y “de mano en mano se pasa la verdad” como cantara Silvio.
A mi madre nacida en 1938 le tocó un “mundo moderno” en el que todo llegaba desde la ciudad central y torre de control -del control. Había la radio y la televisión ya se había prendido por González Camarena en 1932, entonces cuando la doña Ofe tenía 12 años en 1950 ya había teles y programas para casi todas las clases sociales de cada casa mexicana.
Aunque el cine ya estaba a finales de 1800 en México se consolida hasta años después y la primer sala de cine en Los Mochis estuvo solo tres años antes de que yo naciera. Según leí por ahí, el cine Apolo en Culiacán data de 1894.
Qué relativo es el tiempo, insisto, hace unos años tomábamos agua de la manguera, mandábamos cartas por vía postal y las pequeñas o grandes tragedias se decían de boca en boca, “Doña Ofe, el Yahir se cayó allá en el estándar por andar corriendo de un perro que lo quería morder” “extra, extra” “el debate, encuentran contrabando en la carretera internacional”
Muchos años después, frente al monitor del apartamento, el guitarrero que quería cantar, habría de recordar aquella tarde remota en que el internet zumbaba y mandaba e mails y el mundo antes era tan básico, que existían sistemas operativos basic y pascal, luego los bipazos, los teléfonos celulares que sí eran para llamar, y ya no había que ir a la caseta de la familia Manzanares para que te cobraran la llamada de mi padre, que por cobrar llamaba desde Salina Cruz y luego los telégrafos que también usé y servían para recibir mensajes como “lo siento Yahir, ya no puede ser” luego los Nokia y ahora, qué tren ni qué nada, qué barco ni qué nada, todo o casi todo lo que quieras, está en una transacción por celular y mañana te llega.
La telepatía se ve rebasada, cuando sabes o ves, que la otra persona allá, quien sabe dónde, está escribiendo.
Qué moderno es el mundo desde hace siglos, aunque todavía nos encierran pandemias, enfermedades, que no se sabe cómo combatir y ni quien las inventó.
Hace mucho que mi mamá, no sabe usar celular, mis hijos me ayudan con cada cosa que surge, porque antes fue el MySpace, luego el face, luego el TikTok, ya nomás falta que, andemos desplegando pantallas invisibles, y que vayamos a ver a otros estando aquí.

A esta homogeneización sin nombre, que nos hace creer que somos libres, por poder competir “libremente” por “democratizarnos” entre opciones que son o te chiflas o te Jones, que a su vez son idénticas a lo que tanto criticamos del comunismo, no le llamaremos marxismo, porque no tiene nombre propio (ni su nombre es propio, ni auténtico) quizá neoliberalismo voraz globalizado y cruel, no tendrá nombre, este cultivo de criminales que se exterminan mutuamente y de paso a miles de inocentes, es en lo que se ha convertido la humanidad, para tener derecho a respirar, se dividen ideologías, también dictadas y hace ya tiempo que todos nos homologamos, en actos que se parecen más a una cosa común manipulada, que compra y consume lo mismo, que es como un ratón de laboratorio corriendo hacia ningún lugar, para llegar molidos a prender alguna pantalla, a disfrutar el fruto de unas jornadas eternas, que ya consumieron el tiempo y que van aniquilando la salud y la vida.
Lo peculiar es que estamos unidos para enriquecer a algunos y no lo sabemos, los proveedores se inventaron un sistema, que tira en las piernas de todo lo verdaderamente solidario o auténtico, propiciando que no exista lo que no les dé ganancias y no figurar en ese entramado.
Por fortuna hay gente pensante que además es buena y algunas cosas caen por su peso, aunque el oprimido simpatice tanto con el opresor, siempre nos acompaña la amistad, el café con amigos, los conciertos y así seguir buscando que seamos, por fin (otra vez citando a Silvio) “un tilín mejores y mucho menos egoístas”

Hablando de historia, les dejo esta canción en video Revolución musical.
Buen domingo para tod@s.

 

Revolución musical

 

 

 

Foto de Aron Visuals en Unsplash

Acerca del autor
Cantautor, es uno de los representantes más notables de la nueva trova mexicana. Como solista ha grabado Disímbolos, Acerca de soñar, Una cascarita en directo, Plural Espejo, Así, Hay un hombre que camina y Canto Nuevo para Niñ@s.
Cuenta con un libro de narraciones donde muestra, en tono autobiográfico, el paisaje de su natal Topolobampo, da conciertos y giras, realiza actividades educativas y musicales para la niñez, escribe música para teatro y se mantiene activo con diferentes enfoques y dedicando su vida al arte.