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Las Peñas Culturales

Las Peñas Culturales

¿Quien subió a ese niño? decía molesto un pavoneado cantante, con su chaleco andino, en aquella peña a la que me invitaron a acompañar con la guitarra Alfonsina y el mar y algo de Silvio Rodríguez, ¿quien lo subió? ¡ni si quiera viene vestido correctamente! y es que para mí, a esa edad, la trova venía de los plebes esquineros de Topolobampo, que oían, tocaban y cantaban rolas principalmente de Silvio, Pablo y Serrat.

Las peñas nacen en el Cono Sur, en Chile. Eran reuniones de amigos afines, comúnmente con ideas libertarias y algunas eran clandestinas, debido a la prohibición del libre pensamiento, había florecido “La nueva canción” bajo el azoro de las dictaduras y los golpes de estado que conmocionaban a los pueblos de Latinoamérica.

La revolución cubana, prácticamente joven, fue inspiración de grandes artistas y trovadores.

En La Peña, se reunían poetas y cantores. Violeta Parra (Los Parra) Víctor Jara, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Atahualpa Yupanqui, grupos folclóricos como Inti Ilimani, Quilapayún y muchos otros nombres que ahora se me escapan.

A finales de los setenta y principalmente en los ochentas, las peñas culturales florecieron en Mexico y fueron muy importantes esas tertulias, que se tornaban únicas, porque se forjaron grandes exponentes de la canción.

En Ciudad de México se abrieron lugares, no propiamente peñas, pero sí tenían el mismo espíritu de poesía, arte y canciones alternativas y a ese movimiento se le hacía llamar “Canto nuevo” también el rock urbano florecía simultáneamente aún más underground.

Recuerdo algunos nombres de lugares como “La planta de luz” de Germán Dehesa, donde cantaba “Caíto” El Sapo Cancionero, donde cantaron y se hicieron muchos trovadores que hoy conocemos como los Filio, Mexicanto, incluso Chava Flores cantó ahí.

El lugar aún existe y es propiedad (fue rescatado por) Fernando Delgadillo.

En Guadalajara fue La peña Cuicacalli, después La peñita y en Morelia: El colibrí, León de Mecenas, El Bola Suriana (había varias en Morelia) en León Guanajuato Contrapunto, La Casa de Madero.    

En los ochentas, en Sinaloa, en la ciudad de Culiacán, a través de la UAS se hacían las peñas universitarias itinerantes (no tenían lugar fijo).

Sinaloense y habiendo hecho su carrera en la gran Ciudad de México, sonaba también la grandiosa Amparo Ochoa, Humberto y Esperanza, Pedro Calderon y posteriormente se hicieron en Los Mochis, organizadas por el Eleazar Bazua, Baldomero Felix, Nora Arellano, Carlos Baltodano y un comité entusiasta por la cultura.

Esas peñas eran frecuentes en el Museo Regional Del Valle del Fuerte. Ahí participé siendo casi un niño.

En Mochis había un excelente grupo llamado Tierra Mestiza, tocaban folclore andino y tenían un repertorio exquisito, recuerdo que añadían “El bolero Masteopiero” de Les Luthiers, cuando casi nadie los conocía por aquellos lares, según recuerdo (y tal vez omita algunos nombres), transitaron en él, algunos personajes como Carlos Oregel, Eleazar Bazua, Baldomero Felix, Flavio Ulises Espinoza (estuvo y nunca tocó con ellos, tal vez porque ya era un guitarrista consumado y desertó), Ulises Sandoval y Edgar Durán (quien asistió a la primera junta y no siguió con el proyecto).

Posteriormente, Las Peñas (bellísimas peñas) se realizaron en Topolobampo, organizadas por Edgar Durán, mi hermano y se hicieron míticas, con el plus de estar cerca del mar y tener esa bahía, ese vaivén de mareas y a veces la luna asomaba para hacer más inolvidables esas veladas musicales.

En el país hubo lugares tipo Peñas. En Tijuana “El lugar del nopal” que este año cerró sus puertas y llegó a su fin, en Monterrey, La tumba, La corte de los Milagros, en Aguascalientes La Casa de Madero, Cuadros en Querétaro y en Ciudad de México “El Hábito” que después fue “El vicio” comandado por Liliana Felipe y Jesusa Rodríguez, (ahí re surgió y lanzo tiempo después, a la cúspide del éxito a la gran Chavela Vargas, después de que la vio el cineasta Almodóvar, la internacionalizó desde España).

Ahora sobrevive “La peña del sur” en Aguascalientes y en Ciudad de México algunos foros actuales y alternativos como El Foro del Tejedor (en librería El Péndulo de la colonia Roma), El Breve Espacio, El Cocoliche, Albanta, y por ahí la cosa en Ciudad de México.

En sus orígenes La Peña se trataba de una reunión de amigos, esos amigos eran “la peña” como decir “la pandilla” “la palomilla” “la clica” afines en ideas, a veces perseguidos políticos en dictaduras y en países oprimidos entre revueltas y conflictos sociales, se juntaban como libres pensadores para divertirse y echar vino, rolas y poesías.

Después la continuidad: la música, el canto nuevo, la trova, la poesía, la música distinta (tipo tertulia) a la que promovían los medios masivos de comunicación.

Algunas cuestiones se volvieron costumbres del formato “peña” en Topolobampo, son añadidos (según veo y creo) algo ortodoxos y a veces rígidos, como el queso, pan y vino, forzoso y el elenco súper cuidado que cante las trovas de Silvio, de Filio, de Milanés, de Serrat.

Tomando en cuenta que Chile y Latinoamérica produce buenos vinos, como Argentina o Uruguay que consumen y producen vinos tintos y que las carnes frías son muy comunes, acompañando una buena música y la velada, no era (dicho sea en broma) que estuvieran diciendo, -oye tiene que haber queso pan y vino, si no, esta peña cultural se va al carajo, más bien, creo, era un reventón, una fiesta muy fraterna. Acá fueron poniendo esos elementos como clave para que sea ritualmente una peña. Pero principalmente, el hilo conductor es el gusto por una música distinta a la que se escucha comercialmente.

¡Que viva La Peña y no muera esa música (ahora más que nunca) y que sea una reunión del arte que queremos preservar!

Por cierto, andamos planeando (ojalá se logre) revivir y volver a hacer La Peña de Octubre en Topolobampo.

Les dejo mi canción “Nostalgia” que llegué a cantar en alguna peña.

Vale mucho la peña para mí y gracias por leer y compartir.

Nostalgia (Spotify)

Nostalgia (Youtube)
 

 

 

 

 

Foto de Ricardo IV Tamayo en Unsplash

Acerca del autor
Cantautor, es uno de los representantes más notables de la nueva trova mexicana. Como solista ha grabado Disímbolos, Acerca de soñar, Una cascarita en directo, Plural Espejo, Así, Hay un hombre que camina y Canto Nuevo para Niñ@s.
Cuenta con un libro de narraciones donde muestra, en tono autobiográfico, el paisaje de su natal Topolobampo, da conciertos y giras, realiza actividades educativas y musicales para la niñez, escribe música para teatro y se mantiene activo con diferentes enfoques y dedicando su vida al arte.