Es
Todo el tiempo para mí, como si no hubiera pasado, cual ningún lazo en otro lugar, como la vida ahí y ahora, por lo menos en un tiempo breve, de varios días y noches.
Ámsterdam: que hablando inglés, el idioma …
No es lo mismo crítico que criticón ¿verdad? Tampoco ser inteligente con “pasarse de listo”, decían mis mayores y hay algo de razón en estos decires.
Lo cierto es que todos necesitamos un poco de auto crítica para mejorar, tal vez ni ser muy auto condescendientes, ni ser inquisitivos, ni ser indolentes, simplemente cernir nuestros quehaceres con la honestidad hacia sí mismos.
Todo arte es crítico. Veía recientemente a César Muñoz en la pantalla de streaming, (Músico, escritor, divulgador musical y connotado animador y cantante venezolano) precisar y explicar que la música no es arte por sí sola, es un lenguaje y dicho y simplificado con mis palabras un lenguaje del arte.
A través de la música puedes hacer arte o no, arte o entretenimiento y la diferencia “subjetiva” no es invisible a pesar de esa aparente subjetividad.
“Arabesque” de Debussy no se puede medir con los mismos parámetros de “Copa vacía” (de Shakira, tuve que guglear) sin embargo sigue la subjetividad operando entre los gustos y esto nos caracteriza de los animales.
Leí de Octavio Paz en “La llama doble” que el ser humano tiene algo que lo distingue de los demás animales y es el Eros, es decir, el erotismo, pone de ejemplo a la Mantis Religiosa, que devora al macho después de fecundada, al palomo que surea a la paloma para el apareamiento y siempre es así, dice entonces, que el ser humano, nunca es igual, es tan diverso y de múltiples e infinitas conductas que puede ser tierno, sangriento, amoroso, fugaz y un largo etcétera de posibilidades, ya que es imaginativo, ilimitado y esa imaginación es un sinfín en el catálogo de conductas y predilecciones.
El arte, te hace imaginar y el entretenimiento no siempre y cuando lo hace, es muy ligero, por eso no implica trabajar en procesos mentales o de introspección, si no lo contrario, incluso te libra de la posibilidad de jugar el juego de la imaginación, puede, incluso carecer de imaginación, porque está hecho de lugares comunes. El lugar común es, me temo, la estrategia ideal de marketing. Todos desean, todos se enamoran, todos ambicionan, todos sufren, todos (absolutamente todos) comen, la mayoría baila, algunos decoran, etcétera con los verbos, el asunto es que ahí están las ofertas para las multitudes.
Sí, también todos imaginamos, todos pensamos y todos podemos desear imaginando y pensando, amar imaginando y pensando y podemos seguir conjugando, añadiendo los verbos pensar e imaginar y en ese añadido el saber es enriquecedor y el arte sigue siendo un lujo, ya que adentrarse en él, muchas veces no es evasión, si no lo contrario.
Explicaba hace poco en mis videos educativos de “Educación para las artes” del municipio de Guadalajara, dependencia donde trabajo como tallerista, sobre la diferencia de la música educativa y recreativa y sobre la cultura, decía,(todo es cultura) y no todo cultiva, es decir, no todo te deja, te nutre el espíritu y el pensamiento.
Sigo aprendiendo y seguimos en ese largo camino de aprender, “cada uno canta lo que le alcanza” dije en una rola llamada “El locutor” y todas estas reflexiones dichas aquí de forma somera, o mejor dicho a grosso modo, me han surgido, ya que hace unos días vi una película que me conmovió bastante y sin disponer de ojo crítico la disfruté, (aunque el ojo crítico ya lo traigo algo entrenado) sabiendo que las películas se ven con la mirada que se es en el momento, bajo el efecto del presente que se enfrenta, es decir, de lo que se es (y de lo que se ha visto) ese film lo encontré en una plataforma conocida, se llama “El Jeremías”, el reparto se comparte con noveles actores y grandísimos de nuestra escena como Isela Vega, Daniel Giménez Cacho, Juan Manuel Bernal, Jesús Ochoa, entre otros, el asunto es que se la recomendé a un buen amigo, muy inteligente y me comenta, -no pude ver la película, no soporto las malas actuaciones, me pareció un churrazo.
No me sorprendió, es decir, ¡tómela!me dije, he ahí un ojo crítico, eso me confirma esta subjetividad de la que hablo, solo que antes de recomendar una película quizá valga la pena decir cosas como, ahí te va una pequeña reseña (o no recomendar nada) podría haber dicho: es una película que muestra a una familia de Hermosillo que da la impresión de que no son actores (cosa que me encantó y vuelve más virtuosa tanto la actuación como la dirección) y que los diálogos y locaciones (fotografía muy colorida y atinada por cierto) parecen ser una cosa natural que no nació para ser película, en fin, me dije, hay que dejar de recomendar tan a la ligera.
Se vale, que a mi amigo no le guste, solo que su argumento (mala actuación, churrazo) es lo contrario a lo que yo vi y también se vale.
Volviendo a la critica, la autocrítica en el oficio del arte, tiene como foco a tus influencias y luego lo que está de más en el propio hacer y en la música (fuera del entretenimiento) el aliento artístico, se ha visto menguado por una suerte de guapeza más posada que un maniquí en tiendas departamentales, pero de eso no hablaré por ahora.
Para cerrar esta disquisición, cito mi rola “El locutor”: Rebelde locutor danos chancita, ya ponte buzo, saca la antena, dame quebrada y no quebradita… canté en “El locutor”, allá en el 2007 cuando publiqué “Plural Espejo”. Ahí mi sentido crítico tenía cierta esperanza.
Ya buscaré algún día, se los prometo, solo dar amor, porque el amor es revolucionario, crítico y rebelde y porque amar sigue siendo el meollo del andar esta vida.
Les dejo aquí la liga de El locutor, gracias por leer y escuchar.
Yahir Durán.